
Una buena alimentación debe distribuirse a lo largo del día en cinco comidas: desayuno, almuerzo, dos meriendas y cena. Tratando de hacer un equilibro en donde se combinen tanto las proteínas, carbohidratos (muchas frutas y verduras) y pocas grasas, y por lo menos ocho vasos de agua diarios".
Así mismo es importante resaltar que el consumo de proteínas como las carnes blancas (pollo, pescado, conejos, mariscos), las carnes rojas (vaca y el chivo), el huevo y los lácteos, otorgan, el hierro y los aminoácidos esenciales que el organismo no puede producir por sí mismo y que son indispensables
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